¡Hola de nuevo!
En esta entrada, hablaremos sobre la actividad realizada en clase el martes, en la que un grupo de compañeros creamos un centro educativo. Para ello, tuvimos que buscar un nombre y una ubicación, así como unos valores y un concepto de educación que lo definiera. Además, se asignó un cargo (o varios, en algún caso) para cada uno de los miembros del Consejo Escolar.
En primer lugar, sin haber asignado aún los cargos (solo la secretaria del centro sabía ya que era secretaria), decidimos el tipo de centro, los niveles educativos ofertados, así como su entorno y localización. Apostamos, así, por un centro público de ESO y Bachillerato, situado en un entorno rural. ¿Qué localidad elegimos? La de Sahagún, en homenaje a nuestra secretaria ;)
Imagen extraída de: https://www.pexels.com/es-es/foto/arte-grafiti-graffiti-pared-3758105/
Después, llegó lo más complicado: escribir una definición de educación que se correspondiera con los valores de nuestro centro. Imaginamos un instituto moderno, innovador y del siglo XXI. No solo queríamos centrarnos en las cuestiones puramente académicas (currículo, evaluación), sino también en el ámbito de la inteligencia emocional y de valores. Así pues, precisamos el término educación, teniendo en cuenta todos estos aspectos:
Proceso de enseñanza de valores, además de conocimientos teóricos, basados en la experiencia y enfocados en el desarrollo de capacidades intelectuales, morales y emocionales.
Esta definición recoge los puntos fundamentales de mi concepción de la educación. Para mí, también es importante tener presente que la educación no solo se basa en la transmisión de contenidos puramente académicos, sino que se trata de formar personas desde diferentes ángulos: es decir, intelectualmente, emocionalmente y en valores.
En el grupo, se hizo especial hincapié en el aspecto emocional de la educación, algo que me parece imprescindible. Es de vital importancia que los alumnos aprendan a gestionar sus emociones, y trabajen la autoestima y la confianza en sí mismos. Solo así podrán desarrollar sus capacidades y habilidades.
Concuerda también la definición del centro con la propia, en lo relativo al “desarrollo de capacidades intelectuales, morales y emocionales”. En primer lugar, es imprescindible que los estudiantes desarrollen un pensamiento crítico, que les permita pensar por sí mismos y ser autónomos. En segundo lugar, es importante hablar de unos valores, como el esfuerzo o la responsabilidad, que llevarán a los alumnos al desarrollo de sus capacidades intelectuales.
Con respecto al nombre del centro, nos decidimos por el de I.E.S. Xoàn González. Queríamos una denominación que estuviera ligada a referencias positivas, por lo que nos decidimos por el nombre de nuestro profesor, en relación con los valores que transmite e inculca.
Imagen extraída de: https://www.pexels.com/es-es/foto/adentro-aprender-aprendiendo-aprendizaje-1370296/
Tras haber tomado todas estas decisiones, decidimos asignar los puestos. Para ello, cada uno eligió el puesto (o los puestos, en algunos casos) que prefería y con el que se identificaba más. En mi caso, yo ocupé uno de los puestos de profesor. Después de esto, pusimos en orden los valores y comportamientos que se nos habían dado, entre los que se encontraban los valores de los jóvenes, la justificación de determinados comportamientos morales y la razones por las que los jóvenes discuten con sus padres.
Este es el proceso de formación de nuestro centro educativo, el IES Xoàn González, y el concepto de educación en torno al que este gira.
Au revoir !
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